La Historia De Esther

Presentación de cargos

Para obtener más información sobre lo que sucede durante el proceso para determinar la presentación de cargos, consulte Introducción a los tribunales penales: Presentación de cargos.

Esta sección describe la experiencia de Esther durante el episodio de presentación de cargos en su historia. Esther prosigue: “En mi caso, el Asistente del Fiscal del Distrito (ADA, por sus siglas en inglés), quien trabaja para el fiscal elegido, decidió enjuiciarme sin escuchar mi versión de la historia y se basó únicamente en la información proporcionada por la policía. Esto es bastante típico. Se parece un poco al juego infantil llamado ‘teléfono’”. Mientras Esther explica el juego, un panel muestra el malentendido del incidente en la tienda. “El guardia de seguridad le dijo su versión de los hechos al policía. Quien me arrestó basado únicamente en esa historia. Luego el policía le dijo su versión de la historia al Asistente del Fiscal del Distrito (ADA). Luego el ADA encajó su versión de la historia en el documento de presentación de cargos”.

Esther habla desde la reunión organizativa en el presenta, y recuerda el peligro que afronta ahora. “El ADA también decidió qué tipo de ofensas me serían imputadas”, cuenta Esther. “Él me acusó de causar la lesión del guardia (la herida en el brazo del guardia de seguridad), posesión de un arma (el cuchillo) y robo (los pañales). El fiscal me imputó todos los cargos que coincidían con esas acusaciones. Él me pudo haber acusado de algo que fuera una violación (la cual no aparecería en mi registro de antecedentes penales), como conducta desordenada, o un delito menor (el cual lleva un castigo máximo de un año en la cárcel), como lo es robar en una tienda. En vez de eso, él decidió acusarme de múltiples delitos graves. El más serio de esos cargos fue robo en el segundo grado, porque conlleva la sentencia de prisión más larga. Con todos estos cargos, enfrento hasta 15 años en prisión”.

Esther prosigue: “Si soy condenada, hay implicaciones graves. Me podrían denegar un trabajo o una licencia profesional, vivienda o los derechos parentales de mis hijos, podría perder mi derecho al voto y el de servir en un jurado. Y debido a que no soy ciudadana, una condena de delito grave podría significar la deportación. Importa mucho cuáles cargos elige el fiscal, porque cada uno viene con diferentes posibilidades de castigo. Estos cargos y sus sentencias correspondientes son específicos de Brooklyn, en donde yo fui arrestada. Pero, en cualquier jurisdicción, la importancia es la misma: según los cargos que se le imputen, esto determina cuán severo será el castigo. Los fiscales tienen plena facultad sobre cuáles y cuántos cargos presentar en contra de la persona a la que están enjuiciando. Si usted tiene condenas previas, particularmente delitos graves, puede que enfrente cargos más severos. Los fiscales y los jueces tratan a las personas que han tenido enfrentamientos previos con el sistema de castigo criminal de manera más severa con la excusa de ‘enseñarles una lección’, o porque la ley técnicamente lo requiere”.

Esther prosigue con su historia: “Si yo hubiese tenido delitos graves previos, eso podría haber desencadenado una sentencia ‘mínima obligatoria’. Esto significa que, la ley habría requerido que yo cumpliera algún tiempo en prisión y en la cárcel. A pesar de que yo no tenía ningún delito grave en el momento, yo tenía un registro de antecedentes penales, lo cual me hacía más vulnerable para la deportación. Una condena por delito grave de este caso habría hecho que la deportación fuera aún más probable. Cuando el fiscal decidió los cargos en mi contra, los escribió en una hoja de papel llamada la demanda (también conocida como el “instrumento acusatorio”). La demanda está supuesta a poner a la persona sobre aviso de lo que le están acusando. En realidad, es usualmente un documento vago que incluye datos muy mínimos acerca de la declaración de los policías sobre lo que hicieron o cualquier evidencia en su contra. Los fiscales solo tienen que escribir la cantidad mínima de información requerida para hacer una acusación. Lo que esto significó para mí y para mi abogada, ¡a quien vamos a conocer muy pronto!, es que sabíamos muy poco acerca de lo que el guardia de seguridad, el policía, y el ADA declararon que había sucedido y por lo tanto cuán probable era que yo pudiera ser condenada”. Mientras Esther recuerda su experiencia, aparece una pequeña silueta de ella misma rodeada de oscuridad. “Recuerdo que me sentía muy perdida, bastante desinformada. Yo ahora sé que este sentimiento era porque los fiscales retienen información para darse una ventaja a ellos mismos. Aproximadamente 24 horas después de mi arresto, los policías me llevaron al tribunal penal para mi primera comparecencia”. Aquí termina el episodio de la presentación de cargos en la historia de Esther.

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