La Historia De Esther

Lectura de Cargos

Para obtener más información sobre lo que sucede durante la lectura de cargos, consulte Introducción a los tribunales penales: Lectura de cargos.

Esta sección describe la experiencia de Esther durante el episodio de la lectura de cargos en su historia. “Antes de ver al juez para mi lectura de cargos, conocí a mi defensora pública, Maya”, cuenta Esther. Se muestra el dibujo de una abogada joven enganchado con un clip a un sobre de papel madera. Su nombre (Maya) está escrito en el sobre. Es una mujer de piel marrón más clara, cabello con rulos amarrado en un rodete y argollas pequeñas en las orejas. Viste un blazer arremangado y lleva una pila de archivos debajo del brazo. Sonríe y saluda. Esther narra su experiencia: “Solo pude hablar con Maya durante 15 minutos. Aquí hay un breve resumen de nuestra conversación”. Esther está encerrada en una celda y Maya se acerca. A cada lado hay un guardia armado. En la celda hay muchas otras personas aguardando juicio que conversan acaloradamente. “Hola, señora Pierre. Mi nombre es Maya y yo voy a representarla”, dice Maya. “¿La puedo llamar Esther?” “Sí”, responde Esther. “Desafortunadamente, no tenemos mucho tiempo”, explica Maya. “Voy a decirle lo que sé sobre su caso y los cargos que el fiscal ha presentado en su contra. Luego voy a hacerle una serie de preguntas, mayormente personales. Debo decirle que todo lo que me diga es confidencial y que voy a tomar notas”. Están cara a cara, separadas solo por los barrotes de la celda. Maya prosigue: “Yo sé que es probable que esté procesando muchas cosas. Pero, mientras más información tenga sobre usted, más fuerte serán mis argumentos para una pronta liberación”.

Esther pregunta: “¿Qué quiere decir con pronta? ¿No iré a casa hoy? ¿Me van a enviar a Rikers?”. Maya responde: “Bueno, no lo sé aún. Basado en sus cargos, podemos asumir que el fiscal va a pedir una fianza monetaria”. “¡Oh, no, no!”, suplica Esther. “Yo no tengo dinero, ¡acabo de perder mi trabajo!”. “Está bien, correcto”, dice Maya. Ese es un buen lugar para comenzar”. Mientras Maya hace preguntas con calma, las burbujas de diálogo rodean y encierran a Esther, que mira preocupada. “¿Cuándo perdió su trabajo y qué hacía? ¿Dónde vive? ¿Tiene hijos? ¿Puede decirme qué paso antes de su arresto? ¿Es usted ciudadana estadounidense? ¿Tiene alguna condición de salud?”.

Esther narra: “Recuerdo haberme sentido muy abrumada con las preguntas. ¡Estaba de hecho enfrentada a la posibilidad de ir a la cárcel!”. Maya, con el documento de los cargos de Esther en la mano, explica los cargos presentados en su contra. “Entonces, su cargo principal, quiero decir el cargo más serio, es robo en segundo grado y ese viene con un máximo de 15 años en una prisión estatal. Debido a que este es un delito grave, no hay manera de resolver este caso hoy. El fiscal va a decidir si quiere presentar esto a un gran jurado, y entonces nosotras sabremos más acerca de qué tan en serio él está tomando este caso”. “¡Pero no puedo pasar 15 años en prisión!”, responde Esther. “Y no puedo ser deportada. ¡¿Qué va a pasar con mis hijos?!”. “Bien”, dice Maya, mirando hacia un costado y evaluando las opciones. “Bueno, esta fiscalía es supuestamente ‘progresista’... Así que tengo la esperanza de que podremos conseguir un mejor trato más adelante para resolver esto sin ir a juicio y evitar la máxima sentencia”. Maya y Esther se miran desde lados opuestos de los barrotes de la celda, y Maya da fin a la conversación. “Vamos a tratar de hacer que la dejen en libertad hoy para que pueda pelear su caso desde la casa. ¿Puede decirme si tiene algún problema mental o si tiene dificultades con alguna adicción?”.

Esther habla desde el presente y resume la conversación con Maya. Esther dice: “Cuando Maya habla de ‘resolver’ el caso, ella quiere decir encontrar una manera para que termine. Los casos pueden terminar de múltiples maneras: Siendo desestimados, ‘rechazados’, por el fiscal. A través de una negociación declarándose culpable; ofrecida por el fiscal O siendo encontrado culpable o no culpable por un jurado y/o juez. A pesar de que el fiscal todavía no me había ofrecido una negociación de una declaración de culpabilidad, y era solo mi primera comparecencia, mi abogada y yo ya estábamos hablando de una negociación y del riesgo de perder el caso en un juicio. Ese riesgo es determinado por la elección de cargos iniciales del fiscal, los cuales, para mí, venían con una pena máxima de 15 años de prisión. Si perdía en el juicio, enfrentaba 15 años. Ese número enmarcó cómo pensábamos sobre el caso desde el principio. Después de la breve conversación con Maya, es mi turno para ver al juez”. Un panel muestra la puerta de un tribunal en primer plano. En el siguiente panel, hay un primer plano de las manos de Esther, esposadas, cuando se dirige al juez.

Un oficial de seguridad del tribunal está de pie ante el estrado del juez. El juez, un hombre blanco viejo, está sentado con su toga negra y usa anteojos. El oficial anuncia: “Acusada Pierre, acérquese. Ahora estamos llamando el expediente que termina en 0103, el Ministerio Público versus Esther Pierre”. El oficial lee los cargos mientras Maya y Esther aguardan de pie ante el juez: “Robo en segundo grado, agresión en segundo grado y otros cargos relacionados”. Ahora, el fiscal se pone de pie y dice: “No hay una oferta ni recomendación en este momento”. Esther cierra los ojos con anticipación nerviosa. “El ministerio público está sometiendo una notificación para el gran jurado: tenemos la intención de presentar este caso al gran jurado la semana próxima”. Esther cuenta cuáles son los pasos siguientes. “Ellos están a punto de hablar sobre mi fianza. En Nueva York, la fianza se decide en la lectura de cargos y entonces el juez también decide si me va a liberar o no. Si soy liberada, él establecerá las condiciones. En otros estados, la fianza habría sido decidida antes de la lectura de cargos. Recuerde que cada estado y jurisdicción hace las cosas un poco diferente. ¡Es importante enterarse de los detalles acerca de su lugar en particular!”.

Una orden de arresto es una orden emitida por un juez cuando considera que una persona enjuiciada ha cometido desacato al tribunal o faltó a una cita en el tribunal. Esta orden autoriza a la policía a volver a arrestar a la persona enjuiciada.

De regreso en el tribunal, el fiscal prosigue. “El ministerio público está solicitando una fianza monetaria por un total de $75,000. La acusada tiene 2 órdenes de arresto y 3 arrestos, uno de los cuales resultó en una condena por un delito menor. En este caso, la acusada cortó a un guardia de seguridad. No se puede confiar que ella volverá a presentarse en la corte, y sus contactos continuos con los organismos de cumplimiento de la ley demuestran una falta de disposición para vivir una vida respetuosa de la ley”. Maya responde a la recomendación del fiscal, y se dirige directamente al juez: “Su señoría, estoy solicitando respetuosamente que libere a la señora Pierre con libertad provisional bajo palabra”, dice Maya. “Su primera orden de arresto fue emitida porque ella no completó el servicio comunitario en un caso previo. Ella nunca dejó de presentarse en la corte. Y completó rápidamente el servicio comunitario después de que le dieran una segunda oportunidad y pudiera asegurar el cuidado de sus hijos. A pesar de que la señora Pierre tiene una condena de un delito menor, yo quiero destacar que fue un cargo por drogas por posesión de una sustancia controlada. Por eso, a ella le dieron servicio comunitario y completó los 10 días. La señora Pierre también tiene niños pequeños en casa y ella es su única cuidadora. He hablado con su hermana, quien vive en su vecindario, y ella ha aceptado recordarle sus citas en la corte”.

Maya sigue explicando el contexto de la situación de Esther: “La señora Pierre perdió su trabajo recientemente como asistente de salud en el hogar, así que ni ella ni su familia pueden afrontar una fianza. Ella tiene todas las razones para volver a la corte debido a la seriedad de los cargos de delito grave. Si su señoría no está inclinado a liberarla, le insto a considerar en su lugar condiciones de supervisión”. El juez junta sus manos y se detiene a pensar. Luego, dice: “La fianza se establece en un bono de seguro por un total de $100,000 más una fianza en efectivo de $50,000. Este caso irá a la sala del tribunal F la semana próxima para una acción con un gran jurado”. Esther está en shock. El alguacil lleva fuera del tribunal mientras ella mira al suelo con incredulidad. Cuando Esther sale, el alguacil dice: “La fianza está fijada, adelante, una persona entra”.

Un dibujo grande muestra un autobús penitenciario que llevará a Esther a Rikers Island. Un largo puente se extiende desde el horizonte de la ciudad a la distancia hacia la parte inferior de la página, que muestra la isla donde Esther estará encarcelada mientras aguarda el juicio. Debajo hay una viñeta de Esther abrazando a sus hijos. Una reja con alambres de púas muestra la fuerza que la separará a su familia. Esther narra desde el presente, describiendo el efecto que tuvo sobre ella la decisión del juez. “Como se pueden imaginar”, dice, “esto fue devastador. La audiencia completa duró unos tres minutos y entonces yo iba de camino a la cárcel de Rikers Island. No tenía el dinero para pagar por mi libertad, y tampoco mi hermana lo tenía. Así es que, pasé los próximos nueve meses en la cárcel esperando que terminara mi caso. Mis hijos se tuvieron que mudar con mi hermana, quien tuvo que conseguir un segundo trabajo para mantenerlos. Perdí mi apartamento porque no podía pagar el alquiler. En muchos lugares y casos, las personas tienen que esperar mucho, mucho más tiempo de lo que yo esperé. Con la pandemia, los tribunales estaban cerrados y miles de personas estaban esperando en la cárcel para que sus casos fueran resueltos. Mientras tanto, estaban enfrentando un riesgo aumentado de infección y enfermedad seria debido a las condiciones y falta de cuidado médico de la cárcel”. Aquí termina el episodio de la lectura de cargos de la historia de Esther.

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